Echo de menos otro Madrid, porque Madrid no es solamente lo que vemos, respiramos, escuchamos. Madrid es también aquello que nos ocultan, lo que no nos dejan respirar, lo que nos silencian.
Echo de menos una ciudad en la que todos los niños y las niñas tengan las mismas oportunidades de crecer felices y de encontrar el lugar en el mundo que les pertenece.
Una ciudad en las que todos los niños y las niñas tienen derecho a una educación infantil pública de calidad.
Echo de menos una ciudad que no arrincone a los niños, sino que les dedique espacios y plazas que les permitan jugar y aprender con otros y otras niñas.
Echo de menos una ciudad que crea escuelas infantiles, no guarderías en las que aparcar a los niños. Escuelas donde hay espacio para las familias. Escuelas donde se crea tejido social. Escuelas humanas, libres de hacinamiento. Escuelas de cariño, de respeto, de acompañamiento y respeto de la singularidad de cada niño. Escuelas de la creatividad, de la libertad, escuelas en las que los niños y las niñas aprenden a ser ciudadanos, a cimentar la base de su personalidad, a no tener miedos.
Y por este motivo, precisamente, echo de más una administración despreocupada por las niñas y niños en general y, en especial, por los de una edad tan clave y vulnerable como la primera infancia.
Echo de más sus políticas de recortes absurdas. La manera en la que, sin ningún tipo de rubor, han decidido apartar de la educación infantil a las cooperativas de economía social sin ánimo de lucro y entregárselas al peor postor económico: el que menos ofertara por ellas, el más barato, el que menos entendiera lo que es una escuela, el que no tiene reparos en abrir una escuela en septiembre con las aulas vacías y menos y peor pagados profesionales.
Echo de más un gobierno que desprecia a las familias y se sirve de reducir la deuda a costa de nuestro trabajo y esfuerzo, ya que impunemente sube las tasas hasta un 175% haciendo recaer un 90% de la financiación de las escuelas en las familias a través de las cuotas. Y lo que es mucho peor, dejando fuera de la educación a miles de niños y niñas que no pueden pagar su plaza en las escuelas. YOS la llaman publica.
Y tanta nostalgia nos llevó hace ya casi un año a crear la plataforma NO ME BAJO DE LAS NUBES. Un grupo de familias, educadoras, vecinos, amigos… unido para reclamar el sitio que la educación de nuestros hijos se merece. Un grupo que no se ha hartado ni se hartará de salir a la calle, a las plazas, a los medios, a los plenos… a decir bien alto que una sociedad que mire hacia el futuro lo ha de hacer, ineludiblemente, empezando por la educación de los más pequeños. Pequeños y pequeñas ciudadanas del mañana.
Madrid también nos echa de menos. Ganemos Madrid.
Hanan Dalouh Amghar.
#nomebajodelasnubes